miércoles, 3 de julio de 2013

Un Algo o3 - Cuarta parte

Los días se habían vuelto nuevamente una rutina a la cual me tenía que someter. Habían cosas agradables, como recoger a Cat de la escuela y visitar a Chris en mi tiempo libre, pero eso no disminuía las cosas malas que sucedían a mi alrededor. Cosas que no sólo tenían que ver con accidentes en los que resultaba herido físicamente, sino también con la escuela, mis padres y sus empleos. Y todo mantuvo ese ciclo por una semana o dos, hasta que algo inesperado finalmente lo cambió.
No tengo amigos en la escuela, así como tampoco tengo más amigos que Chris fuera de ella, principalmente porque me tienen miedo. No es como si formase parte de los abusadores de la escuela, o mi comportamiento fuera el de alguien agresivo, simplemente parece haber algo en mi que hace que me respeten y se mantengan apartados.
Me dirigía hacia los baños de la escuela luego de una muy asquerosa clase de biología, cuando unos sonidos ahogados me hicieron detenerme. De pronto noté como el lugar usualmente repleto de alumnos de los últimos cursos se encontraba deshabitado, y que mis compañeros de curso no me hubiesen seguido se hizo más razonable. Nadie quería entrometerse cuando golpeaban al chico nuevo.
El chico no era nuevo "nuevo", era un chico de intercambio. Pero no era de esos intercambios que puedes ver en las series de televisión donde todos tienen sus inconvenientes al principio pero luego se convierten en una familia feliz. No. Y hasta donde podía saber de este chico Johan-su historia era de conocimiento popular-, todo había sido muy complicado para él. Sus padres habían arreglado el "intercambio" cuando se enteraron de que su hijo era gay, presuntamente buscando una manera de enviarlo a una escuela donde no lo molestaran por lo que era. Pero el intercambio había finalizado hace año y medio y Johan continuaba viviendo por aquí. Los rumores decían que nadie lo quiere de regreso, pero tampoco alguien parece quererlo por aquí.
— Es suficiente. —Mi voz nunca ha sido muy imponente ni mi aspecto tan amenazador como algunos creen, pero ellos parecen pensar que en verdad ha sido suficiente y lo dejan descansar en el suelo.
Intento no observar mucho quienes son los infractores, pero estoy seguro de que se trata de sus compañeros de curso. Los de último año son los únicos capaces de mantener alejados a otros alumnos de algún lugar. Entonces uno de ellos me habla, y no puedo más que observarlo a los ojos.
— ¿Qué? —digo algo distraído. No había estado prestando atención a lo que ellos estaban haciendo, concentrado en comprobar si Johan continuaba respirando.
— Lárguense de una vez —creo decir. Pero ellos terminan marchándose.
En la escuela no tenemos enfermería ni nada parecido. Si tenías un accidente y salías lastimado, entonces tenías que ir a la dirección y llamarían a tus padres. Pero estaba seguro de que Johan no desearía ir a la dirección, y tampoco había padres a los cuales llamar, así que lo ayudé a meterse en los baños de chicas -que se encontraba más cerca- no sin dificultad.
El timbre que anunciaba el fin del receso sonó, pero me quedé a su lado para mantenerlo despierto por la hora que restaba hasta el final de las clases.
Cuando salimos de la escuela me resultó extraño verlo alejarse cojeando. No sabía por qué de pronto me preocupaba, e incluso me había ofrecido a acompañarlo a una clínica o a su casa, pero se había negado rotundamente. Y cuando le cuento esto a Chris, ella sólo sonríe y murmura cosas sobre como fueron sus tiempos de escuela. No sé de que habla, si no tiene más de 23...

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